viernes, 4 de marzo de 2011

Siam


Alguna vez, en un año que no recuerdo, vi siameses.

Era una nena, igualmente me impactó verlos en la televisión. Miles de preguntas. Curiosidad desmesurada.

Cuando lo conocí comprendí esa urgencia por saber qué era aquel fenómeno que me urticaba. Mi espejo literalmente.

Sabía bien que no era muy agradable verme reflejada cuando aclaraba para peinarme. De más está decir qué fue lo que experimenté cuando se presenta sin aviso previo un espejo de carne y hueso.

Movimiento, ritmo zigzagueante, tempo continuo, divino sarcasmo, reacción relámpago. Lo tenía todo. Suficiente para agotar la comprensión en un abrir y cerrar de ojos.

La metafísica y la curiosidad son un guiso difícil de cuajar. Traté de combinarlo y probarlo para munirme con alguna explicación. No podía aceptar una criatura de esa magnitud, calaña y calidad.

Pocos lo hubiesen soportado y allí me situaba: huyendo sutilmente para evitar un desajuste en el reloj biológico.

La Ley de Murphy nos enseña grandes cosas: la Ley de Atracción (o Evitación le llamaría yo), lo que fuere, lo explica.

Escapar de un espejo es muy complejo: respeta y es esencialmente vidrio. Nada de cristal. Vidrio.

El vidrio es sólido al tacto y molecularmente inestable, o sea, puede volverse líquido.

Mi buen espejo, como tal, era totalmente versátil al igual que yo. Rígido cuando se lo manipulaba velozmente; ante el mal genio y torpeza, perdía estructura y no podía hacerse nada; se derretía ante el calor; noble, reteniendo lo que llevase dentro; amorfo per sé y, como si no fuese suficiente, devolviéndo un reflejo límpido e inquietante.

La falta de costumbre hizo que mucho tiempo intentase doblegarlo, destruirlo, guardarlo, asearlo y escaparle sin tener éxito. Sólo pude tener un acuerdo con él: permitirle existir. Permitirnos existir.

Fuimos felices hasta que pretendí boicotear el honor del pacto.

Saltando, pícaramente, se aproximaba y confundía. “No es este el trato, damisela, no es el trato. Vas a tener que reflejarte un rato más”.

Aprendí rápido los principios de un espejo siamés.

No hay comentarios:

Publicar un comentario