sábado, 30 de junio de 2012

Fiesta Ectoplasma Mutación Electrónica


Se avecinaba la fiesta Ectoplasma Mutación Electrónica y prometía una noche de música electrónica con presencia de aparatitos analógicos.  Cosa que, quien escribe, disfruta y compara una y mil veces entre  electrónica digital y analógica con paladear con los oídos un casette y audio en mp3.
El frío polar y sus ráfagas azotaban la noche del sábado 16 de junio. Día donde Tana Camille y sus secuaces abrían las puertas de Casa Antigua, cargada de sonidos y beats para lanzar a las calles la cuarta edición de la revista autogestionada platense  sobre cultura electrónica denominada Ectoplasma Mutación Electrónica.
Ectoplasma Mutación Electrónica es una publicación gratuita y esa noche estuvo desperdigada por todo el lugar para quien quisiese tuviera la suya.
La revista cuenta con diseño a color, impecable papel y ROBOTS TR – 707 en la tapa en tonos rosa fucsia y amarillo contrastando con el fondo negro. Tamaño bolsillo para la cartera de la dama y la mochila del caballero. (A mí criterio, el tamaño es ideal: no es propensa a abollarse con lo que podría llegar a haber en un bolso/mochila. ¡No es un dato menor!)
Quienes engalanaban la noche podrían (y fueron) ser un cocktail bien variado: Martín Karakachoff, Lastrax, Payaso Cagar Trompada y Cosmosolar.
A las 4 y pico de la mañana, horario en que llego al sitio, se encontraba tocando el analógico  Martín Cuervo Karakachoff  con ritmos certeros, oscuros  y bailables. Certeros por ser la justa medida rítmica que ofrecía para aclimatar los cuerpos en una noche bajo cero.
La musicalidad de Martín Karakachoff hace honor a su apodo y al refrán “Cría cuervos y te sacarán los ojos”: el sonido entra sutilmente en la mente tomando por sorpresa a la anestesiada percepción del escucha, esta vez enmarcado por  proyecciones de Gativideo logrando así un ambiente más que intimista.  Lúgubre y sanguíneo como marcas distintivas. Leyendo una entrevista que le han hecho hace tiempo, donde cuenta el por qué de su apodo, daba vueltas la angustiosa agonía de no poderse mover. Este hombre ofrece eso con su música: la sordida sensación de no encontrar salida y, en caso de tenerla, no querer buscarla. Para los amantes de las profundidades y neblinas sonoras, este animal.
Luego, desde Capital Federal, Lastrax  convenciéndome de que su dark electropop  mecanicoso con reminicencias autoritarias era lo que se necesitaba. Canciones primas hermanas de más de un himno sado. Camouflage + Rammstein por decirlo de alguna manera. Mi imaginería le ponía toneladas de cuero a todo al oírlos.
Coreamos, batimos las manos, gritamos y bailamos como respuesta a tal declaración.
Uno de los momentos más enérgicos e impactantes de Lastrax fue “Revolucion Dead” donde, tras el contorno del cantante podían verse imágenes del 19 y 20 de diciembre, días del “Que se Vayan Todos” en la Argentina para los menos memoriosos.
Esto hace recordar cómo puede entremezclarse claros mensajes sociales con algo que a la distancia parece frívolo como el electropop.
Siguió la posta Payaso Cagar Trompada.
Qué decir de este divertimento en ocho bits: Desmembramiento en calidad de juego.  Alegría del litoral. Una piñata de papel picado. Un niño tirando de las alas de una mariposa para conocerle, “para saber su divino secreto” (citando a Eric Fromm) con imágenes proyectadas al tono donde el animé y los recuerdos de cartuchos de SEGA/Family están a la orden del día.
Gran parte de lo que tocó – no recuerdo si todo. A esa altura de la noche la crónica fue sumergida en bebidas espirituosas – fue  de Misantropop, su nuevo material editado el pasado mayo.
Sonaba “Diversión en Progreso” y todo era incierto: lo bastante psicotrópico para recordarnos que estábamos en La Plata, en la tierra y no personajes remarcados con power line separándonos  los unos de los otros. A algunos entre concurrencia, entre paso y paso, se les desprendía de la afectación de sus cuidados aspectos, el confesarse jugadores de cartas magik o coleccionistas de  manga. Todo valía. Todo estaba bien.
Los muchachos  Oblinof Kohara, Octavio Ava y un tercero que proyectaba esas agradables y desoladoras niñerías trasladaban. Y cómo.
Terminando el set, se dejan entrever algunos desperfectos técnicos. Pero Kohara estaba con sus pezuñas  sobre los equipos y dio a los presentes un  recordatorio de lo que es el dubstep y  el drum and bass , ojos ídos y otros tratando de ver hacia dónde moverse para seguir el desenfrenado ritmo. En criollo, *la calentura, la manija drum and bass*
Gritos y puteadas amistosas de por medio.
Seguía Cosmosolar  y el alba vendría por nosotros. Contaba con diez o quince minutos más para oírlo.
 La totalidad de Cosmosolar está muy bien especificado en su soundcloud: “Un proyecto de transgresión sonora, parte de conceptos electropensantes”. Lineamientos bien definidos, progresiones sónicas que permiten desplazamientos armónicos  generando imágenes y  situaciones introspectivas para un tímpano sobrecargado a las 7 de la mañana de un domingo.
De gran relax que finalizara la fiesta con él.
No pude disfrutar o captar del todo a Cosmosolar por falta de tiempo pero en estos locos tiempos que corren, existen los espacios virtuales a los que recurrir

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