domingo, 4 de julio de 2010

Historia del Árbol de Carne.

Una bestia de degenerados deseosmira contornos humanos. Durante los días, aguardando ocasos y sus noches.
Cultiva sus semillas, mezcla sus fétidas savias anestésicas. Caldea trigo, mieles y ramas.
Galantemente, viste delantales de lino con amplios bolsillos.
Seca sus dedos, cosecha, ansioso, arbustos y coagula suntuosos manjares.
Impregna en perfumes piezas de arte macabro. Delicados y fragantes trozos de muerte.
Sus lenguas, narices y pieles vitorean el esfuerzo de un minucioso cocinero.
Sólo las rameras comerán. Quien resista, virtuosamente, la tentación de la carne vivirá.
Deposita el plato junto a los candiles. Vidrios en tonos pastel reflejan el brillo de sus ojos y mesuradas kermesses de cocktail. Suda su cuerpo mientras, satisfecho, contempla sus digestiones. Cayendo, una a una, en precipitados sueños narcóticos, el despliega su bien mejor.

Trenza su pelo, ata intestinos adornando el árbol de carne.Bebe fluídos, sella con hilo
adornando el árbol de carne.

Entre expresiones secas e infinitas. Cuenta dientes, uñas y tintineantes huesos. Verduras mustias y grasientos restos conservan cinturas, hinchando huecos.
Aplomo y letargo de justo verdugo. El divino clero de férreos preceptos. Marchando, y uniendo,
el barro al barro y el alma al cielo.

Trenza su pelo, ata intestinos adornándo el árbol de carne.
Bebe fluidos, sella con hilo adornándo el árbol de carne.

Atraviesa el jardín. Sus orquídeas manchan los codos luxados y perfectos cuellos arrastran, colgando, fibrosos nervios.
Rodea el tronco, enraíza los senos y cubre con sesos los vegetales brazos.

Trenza su pelo, ata intestinos adornándo el árbol de carne.
Trenza su pelo, deslizando filos, adornándo el árbol de carne.


Ayer a la madrugada no podía dormir y escribí una cancioncita.

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