martes, 15 de junio de 2010

Subconsciente Vs. Dios Vol I



No es necesario ver películas porque con el cerebro me vasta y sobra.

La dimensión y detalles de las imágenes que moldeo, la significación de las frase levantan estatuas tan altas que, ya sea interactuando entre sí o incluyéndome, me sorprenden. Me agota pensarlas.
Los libros de metafísica me convencieron sobre el hecho de recrear presente y futuro a través de cada pensamiento y palabra.
Guisar realidades, minúsculas o imperiales. Coquetear con el albedrío, a posteriori. Mientras tanto, cargar a lomo la rutina diaria en cepia con zigzagueantes tonadas de pianola salando la carne abollada.
Ahora mi idea de Dios es un Zeus en toga masajeando una copa de vino, fonógrafo con algún vinílo de mambo y pavos reales en su jardín flotante. Relajado, tachando en un catálogo las próximas especies en extinción.
En no mucho, empiezo un seminario de Ciencias Sagradas por curiosidad.
Yo, por lo pronto, tengo afirmaciones pendencieras y raquíticas sin serios fundamentos. Casi guiones de película porno.
Espero que algún culto me convenza de lo contrario porque sino voy a tener razón o pensar que la Creación fue tan estúpida dotándome con el defecto de creer que puedo dormir tranquila.

7:46 de la mañana y 9ºC según TN.






Decidí que estoy quedándome ciega: tardé mucho eligiendo el tamaño de la letra por no ser lo "suficientemente grande". Braile, soy tuya.

Y en el terreno de lo felíz, un video que me recuerda a un "psicótico que busca un momentito de placer" que compone en 300 pulsos de negra/minuto




Otro que enseña a tener onda o a esclavizarlos cosechando algodón.

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