domingo, 14 de febrero de 2010

Más y Más

Por alguna razón injustificada me encomiendan tareas del tipo compositivo.
“Podríamos hacer tal…”, ”¡Butcher, quiero tal cosa!”, “Que bueno sería si… “Me podrías ayudar a...”
A todo esto, Juanita Ave María lo hace feliz y devotamente. Y suelen ser diligencias de las peores. Las que tienen barro, llenas de lloro y crujir de dientes. ¿Creen que tengo sangre de caimán? ¿Cuándo voy a implementar el Krsna Style así? Más allá de la salvajía, me corren cosas ¿Qué más tengo que hacer para que SE NOTE que soy amor concentrado? Nunca les basta. No importa. Prosigamos…

No todo es rojo en la vida. No. También hay momentos resecos y floridos cual cacto; llenos de trenzas de pelo de cabra teñidas en colores brillantes; faldones de lino, pies descalzos, movimientos cadenciosos y palmadas graciosas. Ritmos ensortijados. Cerrados como sonrisas de convento. Abiertos como ojos de gitana eslava.
Devotos del peso de los graves huecos de la fanfarria con carácter y aplomo de un curioso clarinete.
Me gusta tanto el misterio eslavo, la Cuestión Licuadora: las mezclas mutantes. Las mutaciones. Igualmente una cosa es verla y otra tocarla. Una cosa es lo divertido de un derbakke y otra muy diferente es cargar metros, días y sus noches con uno.Una cosa es el mapa y otra el terreno.
Un cultivo de ébola es una cosa y padecerla, otra. Es linda pero no tendría una. No quiero tener el terreno al parecer.
Tener la facilidad de atraer lo extraño es productivo y desgastante. Si entendiesen que también me gusta levantarme en bata, preparar el desayuno y los jazmines me verían de otra manera. O mejor.


Casi dejo un manual pero esto es más atractivo y viene con video instructivo.


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